miércoles, 16 de julio de 2008

1986 - Slayer - Reign In Blood


Quizá haya que indagar más en el underground americano de mediados de los 80s para encontrar demos o maquetas que se acerquen a esta propuesta, pero parece bastante claro que nadie hasta este disco había presentado en la primera línea del metal un trabajo tan despiadadamente afilado, e incluso que pocos lo han conseguido después, al menos en esencia, por muchos nuevos recursos que haya ido consiguiendo el metal extremo, o por mucho que muchos se hayan querido parecer a Slayer.

Con “Reign In Blood” se daba un paso adelante en casi todos los aspectos hacia los terrenos más incómodos que nunca se habían pisado en la música. El conjunto se reducía a media hora de velocidad vertiginosa que arrastraba hacia el final; las composiciones se centraban en el despliegue insano de riffs del dúo Hanneman-King, sonando más sólido y con más protagonismo que nunca; la producción –por primera vez a cargo de R. Rubin- hacía resaltar con los justos y contados alardes la crudeza general, y a la vez lo hacía con la técnica, especialmente de la batería de D.Lombardo; y las letras se metían de lleno en todos los temas que pudieran resultarle insultantes o blasfemos al público general y especialmente puritano: anticristianismo, torturas, enfermedades, el fin del mundo...

Este último punto les valió más de un quebradero de cabeza (por ejemplo, Columbia se negó a distribuir el álbum), porque aunque hoy día este tipo de temas incluso venden más que los más estándares, en 1986 la cosa estaba todavía muy verde, y las –sí, muchas- bandas que se habían atrevido desde tiempo atrás con letras oscuras lo habían hecho desde una sencilla fascinación por el ocultismo, desde frases más ambiguas, o desde el “terror“ casi cómico o irónico que solía utilizar por ejemplo Ozzy. O eso, o no habían salido de círculos más pequeños. Slayer en cambio se metían en patios que incluso hoy resultan inapropiados, y el claro ejemplo es el tema de los experimentos médicos nazis por conseguir su “raza superior” que tocan en “Angel Of Death” y que les ha valido la ya casi famosa acusación popular de presunto fascismo.

Para acabarlo de rematar, el álbum se presentaba con una portada que resumía estos temas en un collage de escenas inquietantes, y una contraportada de lo más propia del thrash de la época o, lo que es lo mismo, con la foto del grupo haciendo gala de pose descerebrada.

Metidos sólo en lo musical, lo que se hace evidente es que consiguieron un disco muy homogéneo y compacto, en el que sólo el primer y último corte se permitían extenderse en cambios preciosistas y estructuras más complejas (además del acertado sonido de tormenta que se incluyó en “Raining Blood”, que tras una descarga de metal sin más arreglos notorios ni pasajes acústicos o de introducción, consiguió hacer respirar el trabajo justo antes del trallazo final), mientras que todo el cuerpo del disco era un frenético golpe tras otro. El efecto quedó más que conseguido, y puede que en esto radique tanto su fama como su interminable influencia.

Aunque puestos a considerar otros aspectos se nos pueda hacer a algunos más atractivo el conjunto más variado y abierto de “Seasons In The Abyss”, o el ambiente más pesado de “South Of Heaven”, lo cierto es que el peso histórico de “Reign In Blood” es incuestionable, y también lo es que, en la propuesta que escogieron, consiguieron el mejor resultado posible, el que la marcaba más, el que iba más allá.

Habitual en los primeros puestos de todas esas listas de grandes discos que las revistas “especializadas” se encargan de publicar de vez en cuando, estandarte popular del thrash metal y habitual también en los comentarios de cualquier banda de metal extremo a la hora de hablar de sus maestros, merece -aunque ya se haya ido comentando- un repaso a los créditos del track list:

1. "Angel of Death" - (Hanneman)
Entrada brutal con el polémico tema ya comentado. Probablemente el más trabajado del disco y un imprescindible clásico en su repertorio habitual.

2. "Piece By Piece" - (King)
Comienza la lista de puñetazos directos y breves con este tema afilado firmado sólo por K.King.

3. "Necrophobic" - (Hanneman,King)

4. "Altar of Sacrifice" - (Hanneman, King)

5. "Jesus Saves" - (Hanneman,King)

6. "Criminally Insane" - (Hanneman,King)

7. "Reborn" - (Hanneman, King)

8. "Epidemic" - (Hanneman,King)

9. "Postmortem" - (Hanneman)

10. "Raining Blood" - (Hanneman,King)
Un gran cierre poniendo el punto diferencial con una oscura intro de sonido de tormenta y un excelente trabajo de guitarras, sonando más siniestras que nunca con esos primeros riffs doblados. Un tema versionado infinitas veces -algo que siempre denota la influencia que ha ejercido- y que pone nota alta a la rúbrica del trabajo.

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