viernes, 21 de noviembre de 2008

1977 - Eric Clapton - Slowhand

Estrella en los 60s dentro de Cream, los Yardbirds, con los Bluesbreakers o Blind Faith, pero obstinado y no demasiado afortunado popularmente en el despegue de su carrera en solitario con el albor de los 70s. Capaz de perderse entonces en la droga y la ruina personal pero también de levantarse para conseguir un single de éxito que prometía levantar por fin esa trayectoria propia. De volver a alejarse del éxito en su siguiente obra y, otra vez por fin, cuando decide tomarse las cosas con tranquilidad, de encontrarse a él mismo: Eric Clapton. Slowhand.

Su apodo –aunque dicen que se debe a su reticencia a pagar las copas entre amigos-, sustituyendo a su propio nombre, se convierte en el título perfecto para un trabajo que es todo un muestrario de la personalidad y los diferentes palos del genial guitarrista y cantante británico: temas propios y versiones de viejos clásicos o de viejos amigos, blues y rock, boogie, folk y baladas, algunos de sus temas más célebres ("Wonderful Tonight" o "Lay Down Sally"), himnos para sus directos (“Cocaine”) y, de nuevo por fin, éxito de crítica (tanto en el momento como tras los años, llegando a ser considerado uno de los grandes discos de siempre en cualquier género de la música popular) como de público (álbum número 2 en las listas de ventas en 1977 -sólo superado por el inalcanzable hit de “Saturday Night Fever”- y con un single en el #3, “Lay Down Sally”).

Grabado en los londinenses Olympic Sound Studios con su banda y con el tiempo que, posiblemente, siempre debió tomarse, en él participaron las cantantes Yvonne Elliman y Marcy Levy, el teclista Dick Sims, el bajista Carl Radle, el batería Jamie Oldaker, el percusionista Sergio Pastora y el guitarrista George Terry, más el gran saxofonista Mel Collins como invitado. Un buen reparto para una magnífica obra que se reparte como sigue:

1. "Cocaine" (J.J. Cale) – 3:41
Escrita por un amigo y habitual de las versiones de Clapton, J.J. Cale, se convirtió en la bandera de toda una generación. Un blues rock que marcó época y que podemos escuchar aquí:


2. "Wonderful Tonight" (Clapton) – 3:44
Reconocidísima balada dedicada a Pattie, la que fuera chica de G.Harrison y, tras la separación del “Beatle”, esposa de Eric. Con dedicatorias tan sentidas como ésta no es de extrañar que se la ganase, aunque no fuera por mucho tiempo. Que nos la recuerde él mismo:


3. "Lay Down Sally" (Clapton, Marcy Levy, George Terry) – 3:56
Un tema a medio camino del boogie y el country folk de lo más divertido que supo conquistar a la audiencia en forma de single de éxito.

4. "Next Time You See Her" (Clapton) – 4:01
5. "We're All The Way" (Don Williams) – 2:32
Más versiones de compañeros de viaje, ahora del “vaquero” Don Williams...

6. "The Core" (Clapton/Levy) – 8:45
7. "May You Never" (John Martyn) – 3:01
...y más adelante del cantautor folk escocés John Martyn

8. "Mean Old Frisco" (Arthur Crudup) – 4:42
Un blues a la vieja usanza.

9. "Peaches and Diesel" (Clapton, Albhy Galuten) – 4:46
Y un cierre precioso para uno de los discos más sólidos de un artista que es todo un ídolo de la sección veterena de aficionados al rock y el blues. Se pertenezca o no a ella, vale la pena disfrutarlo.

martes, 18 de noviembre de 2008

1967 - The Rolling Stones - Their Satanic Majesties Request

Jagger y compañía todavía no habían dado el pelotazo definitivo con "Beggars Banquet" y eran, cómo no, los Beatles los que marcaban el paso, así que si los Beatles se lanzaban de cabeza a la psicodelia y la experimentación sonora con "Sgt. Peepers", y de paso conseguían éxito de crítica y público, intentar seguir su estela era una opción tentadora.

Pues bien, allá que fueron los Rolling Stones y "Their Satanic Majesties Request" fue el resultado del experimento. Y si un año más tarde daban la campanada con un estilo más cercano -aunque considerablemente más maduro- al rhythm n blues del anterior "Aftermath" y en esa misma línea han cimentado su carrera, debió de ser que el asunto no convenció demasiado: para la crítica el disco es una de sus obras más olvidadas, y el público, tradicionalmente, lo ha tenido en baja consideración por aquello por lo que han sido despreciados tantos y tantos buenos discos de grandes bandas muy dispares: por no ser para nada representativo del su sonido o, si lo preferimos, por los famosos "cambios de estilo".

Pero sabiendo esto sólo tenemos un par de cosas claras que achacar al disco: que no es popular (para ser un disco de quien es) y que no es representativo (en cuanto a estilo). Como ni uno ni otro de estos conceptos son sinónimos de “bueno” ni de “malo”, para defenestrar la obra –o encumbrarla, pero esto se ha hecho en menos ocasiones- se necesitaría algo más.
Sí, se puede aventurar que en algunos de los cortes el grupo no se siente cómodo explorando estos terrenos, o adivinar lo forzado de la inclusión de algunos elementos (pongamos por caso los aires orientales de “Gomper”, intentando no ser menos que unos Beatles entonces ya expertos en estas influencias), pero es bastante más claro que consiguieron grandes resultados en la forma de un buen puñado de temazos como “She’s A Rainbow”, “2000 Light Years From Home”, “2000 Men” o “In Another Land”.

Como para que se le dé una segunda oportunidad alejada de predisposiciones, si se es seguidor de los Stones y todavía no se han encontrado las maravillas del álbum, o como para correr a conseguirlo si se ama la psicodelia de los 60s.

Para salir de dudas, un regalo de lo más lisérgico: "2000 Light Years From Home"

jueves, 13 de noviembre de 2008

1973 - Led Zeppelin - Houses Of The Holy

4 discos y cuatro reconocidas joyas que ya habían establecido un personal estilo, de referencia inacabable para el futuro, fruto del endurecimiento del blues y folk británicos a través de los sonidos rock más potentes de la época. Un gran trabajo, desde luego, y toda una innovación, pero ¿y ahora qué?

Algo así debieron preguntarse Page, Plant y compañía cuando trabajaban en la composición de "Houses Of The Holy", a vista de que no se conformaron con seguir por una senda ya marcada (aunque fuera por ellos mismos y de una manera tan colosal) y consiguieron dar otro paso adelante más introduciendo nuevos sonidos e influencias.

Cosa de almas creativas, debe ser, pero el caso es que a su hard rock de corte bluesy, para la ocasión y en general quizá algo más directo y menos grandilocuente que en anteriores trabajos, añadieron elementos del funk y el reggae -algo que probaron los Rolling Stones también en los siguientes años- y salieron airosos de la prueba, que no es poco.

Bien, hubo quien riñera con experimentos como "D'yer Maker" y en general el disco no recibió toda la enorme consideración de, por ejemplo, el anterior "IV" al menos hasta el paso de los años, pero aún así supuso todo un éxito que se tradujo en números 1 en ventas en las listas de álbumes de UK y USA y en unos 12 millones de copias vendidas desde entonces (cuarto disco de Led Zeppelin en el ranking de ventas tras "IV", "Physical Graffiti" y "II"), además de un paso imprescindible de su carrera para gran parte de la crítica especializada.

Veamos, tema a tema, por qué:

1. "The Song Remains the Same" (Jimmy Page, Robert Plant) – 5:32
Uno de los temas seña del disco, indiscutiblemente original (para 1973) y reconocible desde la entrada, una de las más famosas de la historia del rock. Seguramente además el tema más pretendidamente complejo del disco. Por si alguien no la recuerda:


2. "The Rain Song" (Page, Plant) – 7:39
Preciosa manera de continuar el trabajo con este formidable y melancólico tema lento de logrados arreglos y emotiva melodía.

3. "Over the Hills and Far Away" (Page, Plant) – 4:50
Vuelta al hard rock con buena dosis de folk para “Over The Hills And Far Away”.

4. "The Crunge" (John Bonham, John Paul Jones, Page, Plant) – 3:17
Y por fin el primer “experimento” claro del disco –salvando la mencionada originalidad de la primera- con un tema casi puramente funk de estupendo trabajo en la sección rítimica.

5. "Dancing Days" (Page, Plant) – 3:43
Los Led Zeppelin más tradicionales se citan de nuevo para “Dancing Days” para un tema directo pero efecto.

6. "D'yer Mak'er" (Page, Plant, Jones, Bonham) – 4:23
Y más de su vertiente experimental, que no se hace esperar y nos regala un divertido y contagioso tema reggae que sin embargo derrocha derrocha emotividad en la letra y la interpretación vocal. Uno de esos temas que pueden no acogerse bien por la diferencia, pero que más allá de prejuicios resultan de lo más efectivos.

7. "No Quarter" (Page, Plant, Jones) – 7:00
Puede que la gran composición del disco. Uno de esos temas grandiosos, largos, especiales que nos dejaron estos británicos salpicando su discografía para llevarla hasta la leyenda. Ojo a los riffs que se suelta Page. De obligatoria escucha:


8. "The Ocean" (Page, Plant, Jones, Bonham) – 4:31
Y para cerrar un disco tan ecléctico un tema puramente hard rock de atractivo sonido y otro fenomenal pasaje de guitarras como final. Como todo el disco, para disfrutar.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

1989 - Badlands - Badlands

Jack E. Lee acaba por hartarse de Ozzy, ex líder de Black Sabbath, y deja su banda, a pesar de que fue la que le dió la fama con la oportunidad de ser el sucesor del malogrado Randy Rhoads a la guitarra. En esta situación, se encuentra en una fiesta a Eric Singer, ex batería, entre otros, de Black Sabbath, pero en aquel momento también sin banda y ve su oportunidad de formar su propio grupo. Singer está de acuerdo y pone a Lee en contacto con su viejo camarada Ray Gillen, que fuera en su día vocalista también de Black Sabbath. Viendo prosperar el proyecto, Lee recurre al bajista Creig Chaison, al que conocía de audicionar con Ozzy. ¿Resultado del rompecabezas? Badlands.

1989 nos trajo su homónimo disco debut, y puede que no fuera lo que se podía esperar de un supergrupo tan extrañamente vinculado a Black Sabbath, pero con él volvió el sonido del hard rock bluesy más añejo de unos Led Zeppelin, eso sí, pasado por la potencia y el tamiz del hard ‘n heavy de los últimos 80s. Toda una sensación que destapó las mejores críticas del mundillo del rock duro tanto como grupo como a título personal, destacándose especialmente los papeles de Jack y Ray, músico este último de enormes cualidades que desafortunadamente murió de SIDA pocos años después.

Sí, Badlands no duró mucho tiempo, incluso antes de la tragedia se habían separado por tiranteces personales y con la discográfica, y mientras funcionó, a pesar de la admiración de la crítica especializada, no consiguió un triunfo masivo en ventas en el modo que en la época tenían unos Skid Row o Bon Jovi. Pero nos dejó como testamento su mejor regalo: un enorme talento.

Repasemos el track list del disco:

1. High Wire
Primer tema y potencial single que funciona fenomenalmente como carta de presentación: guitarras poderosas escupiendo fraseos de puro rock duro de vieja escuela, Gillen en su papel de estrella, casi emulando a un Robert Plant de mayor poderío vocal, y mucho gusto por el rock’n roll. Una constante en todo el disco, pero destaquemos también lo que más sonó.

2. Dreams in the Dark
Aquí va el single de éxito del disco, habitual de la MTV de la época. Éste es:



3. Jade's Song
4. Winter's Call

Y el otro tema que consiguió impacto mediático como sencillo, una precioso tema que recorre varios registros: de la balada al medio tiempo rockero al estilo Zeppelin/Badlands. Para escucharlo ya.



5. Dancing on the Edge
6. Streets Cry Freedom

Un tema como éste bien merece un alto, aunque no se presentara como single. Bien podemos disfrutarlo igualmente, que el trabajo no tiene altibajos:



7. Hard Driver
8. Rumblin' Train
9. Devil's Stomp
10. Seasons
11. Ball and Chain

Y después de un equilibrado conjunto con espacio para la balada, el medio tiempo y los temas más potentes, un cierre para disfrutar que merece otra vuelta más al disco.
Por si alguien no se convence, ahí van Lee, Gillen y sus chicos para poner la última palabra en directo. Que lo hagan ellos, que de esto sabían más que nadie.

martes, 11 de noviembre de 2008

1980 - Thin Lizzy - Chinatown

Quizá era demasiado difícil mantener el nivel que venían demostrando. O puede que les afectara la partida de Gary More. Quizá de repetente se encontraron fuera de lugar, abrumados por el estallido del heavy metal y el cambio en el rumbo musical del albor de los 80s. O puede que, sencillamente, fuera el público el que cambió y se entregó a las impresionantes novedades que trajo 1980 para el rock más duro, y el setentero sonido Lizzy quedó atrás. Pero el caso es que "Chinatown" marcó el inicio de la caída popular de uno de los más grandes grupos de los 70s, que acabó por desaparecer en pocos años.

¿Merecía el disco tal destino?, o de manera menos metafísica ¿realmente "Chinatown" traía algo muy diferente y peor a las reconocidas obras maestras anteriores? Pues básicamente no. Es cierto que demostraba cierto titubeo de estilos con la inclusión de algunos cortes que se intentaban acercar al emergente heavy de la época, y que añadidos a otros de aire más pop -quizá queriendo compensar en gancho comercial- y, cómo no, a otros con su rock de toda la vida, resultó un conjunto menos compacto que otros trabajos pretéritos, sin una dirección clara, como un reflejo del estado de la banda, o de su líder, de entonces.

Repasemos: se había producido la mencionada salida de Gary Moore, y no había sido de la manera más tranquila y correcta, en lo personal, con Lynott. Phil había tenido que buscar un sustituto al genial guitarrista irlandés sobre la marcha, y optó por uno que habían visto junto a David Gilmour en la gira de 'Animals' de Pink Floyd, que precisamente frecuentaba en el momento en el estudio contiguo al que estaba usando Thin Lizzy. A algo tan casual había que añadir que el guitarra en cuestión, Terence "Snowy" White, jamás había tenido nada que ver con el hard rock. Y más. Puestos a buscar nuevos miembros, Lynott probó temporalmente con la inclusión de un teclista, Tim Hinckley, que había trabajado con Bad Company y que a la postre fue el primer paso para la entrada del más estable Darren Wharton.

Todo junto parece suficiente circunstancia para provocar los titubeos mencionados, pero más allá de los jugueteos o cambios con el estilo puede decirse que la cosa funcionó. El disco seguía transmitiendo la personalidad de siempre, "Snowy" resultó un guitarrista de enormes condiciones para el rock duro y las pruebas con sonidos más heavys dieron nuevos clásicos para su repertorio como "Killer On The Loose" o el tema del título que podemos escuchar bajo estas líneas. ¿Que preferimos el sonido de "Black Rose" o "Jailbreak"? Pues ahí está esa maravilla de nombre “We Will Be Strong”, por ejemplo.



Bien, puede ser cierto que quien quiera conocer a Thin Lizzy deba empezar por clásicos como los dos mencionados, o incluso “Fighting” o “Bad Reputation”. Pero la grandeza de este grupo fue mucho más allá de eso y “Chinatown” es también un trabajo más que recomendable, que mereció mucha más suerte de la que tuvo.