sábado, 21 de marzo de 2009

2005 - Hardcore Superstar - Hardcore Superstar

Puede que lo del actual revival hardrockero sueco en algunos años se quedara en eso, en un mero acto de nostalgia, si no fuera porque algunos se han encargado, además de recuperar aquel espíritu macarra y divertido de los últimos 80s, de mirar también hacia adelante aportando nuevos matices.

Para Hardcore Superstar, la novedad viene de cierta influencia del metal más pesado y de un aire “joven” que inunda actitud y melodías. Sí, lo del “aire joven” podría parecer parte de los mismo si pensamos que precisamente aquel sleazy hard rock de los 80s era la bandera y máxima expresión de la actitud descarada de los jóvenes rockeros del momento (para serios, duros o maduros siempre ha habido otras cosas dentro del mundillo), pero a estas alturas está más que claro que ese sonido estaba muy ligado a “ese” momento y que la generación a la que voló la cabeza entonces ya cuenta con otras dos décadas de más entre pecho y espalda.



Claro, calcar las formas de unos Mötley Crüe o unos Guns ‘N Roses para hacer hard rock hoy día puede ser atractivo para todos los que disfrutamos de esos grupos, pero si se pretende apostar por aquel “espíritu” gamberro y casi adolescente por otro camino que por el de esa nostalgia puede que, más que calcarlo, “lo suyo” fuera dar al público joven una forma de rock duro (sí, igualmente divertido, desenfadado y con patrones similares) más inmediata y acorde a los que quizá ni habían nacido cuando, por ejemplo, “Girls, Girls, Girls” sentaba su cachonda cátedra en el género.



Sea cierto o no, así lo debieron entender Hardcore Superstar al no conformarse con la imitación (anque se pueda hacer de manera excelente e igualmente digna), y -por lo visto hasta ahora- les ha ido especialmente bien para establecerse como una de las pocas bandas de la oleada sueca con una carrera sólida, que pase de unos pocos años o un brillante disco debut.

Gracias a esto los hemos podido ver variando su propuesta disco a disco, y en el camino conseguir espléndidos resultados, por ejemplo, con un cuarto trabajo, disco homónimo, que, por otro lado (y vale, en esa versión potente y actual), explota entre otras cosas algunas de las señas del sleazy de siempre: los ritmos marcados y fiesteros y los riffs “vacilones” en la tradición Aerosmith/Mötley Crüe.
Se los mire por donde se los mire, por cosas como este álbum es por lo que se les ve todavía con mucha fiesta por delante.

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