domingo, 12 de abril de 2009

2009 - Sunstorm - House Of Dreams

Otra buena noticia que viene de la Frontiers. Parece que, a parte por apostar por el hard rock y metal melódico de calidad, y promover más y más proyectos con figuras de la escena, están decididos a dar continuidad a los que a la postre disfrutan de mayor éxito.
Tanto por calidad como por éxito, Sunstorm ha sido uno de los mayores tinglados que han organizado en estos años.

Recordemos que, para éste, los de Frontiers reclutaron a Joe Lynn Turner -ni más ni menos- y le hicieron rebuscar entre su material viejo sin publicar para que Jim Peterik, otra de las rutilantes estrellas del asunto, le acabara de dar forma a un nuevo disco. Bueno, pues ese trabajo homónimo del 2006 ya tiene continuación y se llama “House Of Dreams”.

De nuevo tenemos al duo Turner/Peterik como gran atractivo, de nuevo el sonido está a medio camino del hard rock melódico más clásico y el AOR (aunque quizá esta vez haya incluso más presencia de AOR, en un conjunto más tranquilo y elegante), de nuevo produce D.Ward (otra figura puntera) y de nuevo se parte de temas “desclasificados” de Turner (donde, parece mentira, todavía quedaba una joya por descubrir com la potente y optimista “I Found Love”), pero, como el baúl tenía que acabar agotándose, ahora se ha tenido que completar el disco con otros de Peterik (y hay que reconocer que dos de los suyos son de lo más atractivo del trabajo: el otro tema potente del álbum “Gutters Of Gold” y la balada “Say You Will”) y otros más que ha propósito de “House Of Dreams” ha creado el equipo de Frontiers, en su totalidad medios tiempos de orientación muy melódica.

Para quien guste, pues, de ese rock más melódico, ya tenemos (bien, sin mayores sobresaltos y sin la sorpresa del debut) otro disco de excelente factura e interpretación.

miércoles, 8 de abril de 2009

2008 - Johnny Crash - Unreleased Business

Alguien se equivocó. Escuchando este “negocio inacabado”, es lo primero en lo que se puede pensar. Porque el segundo disco de Johnny Crash debió publicarse en los primeros 90s, cuando fue concebido, y no tener que esperar a que, en medio del revival musical al que nos ha llevado la oferta y la demanda, una disquera se dignara a rebuscar y a sacarse un viejo producto “de culto” de la chistera.

No se lo merecía, un tratamiento así, V. James Wright, veterano vocalista NWOBHM (en Tokyo Blade) que apostó a finales de los 80s por comenzar este proyecto Hard Rock en los USA y tras un primer fracaso (comercial, que no musical) con el debut siguió adelante rehaciendo su banda.
No se lo merecían Matt Sorum y Dizzy Reed, fenomenales músicos (además de poco después del final de este grupo las entradas para la nueva alineación de Guns’ N Roses) y “fichajes estrella” para este segundo esfuerzo de Johnny Crash, que ayudaron a dar forma a un nuevo sonido que tenía que remontar hasta el éxito con el segundo LP.
No lo merecía su apuesta, que echaba raíces en lo más clásico del rock’n roll y el blues desde la propuesta hard/heavy a lo AC/DC (los de Bon Scott) de su primer disco, en 1990.


No lo merecían, pero fue así. La falta de confianza tras el primer fiasco y el cambio de rumbo del panorama musical de la primera mitad de los 90s (sí, ése que se olvidó del Hard Rock) dejaron sin discográfica al que había de ser sucesor del primer “Neighbourhood Threat” (disco, por cierto, con el tiempo bastante reinvindicado) y Johnny Crash acabó por disolverse, quedando el trabajo hecho en el limbo.

Afortunadamente, hace poco que se empezó a hacer justicia. Recuperado, remasterizado, editado y, por fin, publicado, nos ha recordado a muchos que no siempre gana el mejor, pero que lo que se hace bien acaba dando sus frutos, que en los primeros 90’s se hizo mucho, y buen Hard Rock, y, de paso, cómo suena lo verdaderamente auténtico. AC/DC, Jackyl, Quireboys, Lynyrd Skynyrd, Led Zeppelin, rock’n roll, fiesta y desgarro sureño, todos asuntos entrelazados de este negocio irrealizado.

De haber apostado en su día alguien por ellos hoy podría ser ya un clásico, pero viendo ese 2008 como año de lanzamiento no cabe otra opción de dejar que sea el tiempo el que lo decida. Ahora bien, de momento ese mismo tiempo ya le debe más de quince años. No puede tardar en resarcirlo.

2009 - Nasty Idols - Boys Town

Será porque ya les tocaba o será porque con todo el revuelo que están montando las infinitas bandas hardrockeras de jovenzuelos en su Suecia natal -volviendo a poner el género de moda- no podían desaprovechar el tiro, pero parece que con “Boys Town” Nasty Idols puede volver a ponerse en la palestra.

La receta para el salto al “carro de los chavales” es la misma de siempre de estos veteranos: hard’n heavy con mucha actitud, un punto sleazy y otro, y bueno, de fiesta.
El resultado, por tanto, no es nada nuevo: un disco muy entretenido y disfrutable para todo el que guste de esa música, en este caso realzado por el gran sonido y algunos cañonazos de infarto.
La conclusión: entre unos y otros, parece que definitivamente una parte del espíritu de L.A. se ha mudado a Gotemburgo.

Celebrémoslo pues recordando uno de los primeros éxitos del grupo, lejano ya en casi dos décadas...



...y acabemos de darnos cuenta con "Boys Town" de que los Nasty Idols siguen vivos... y bien.

sábado, 4 de abril de 2009

1993 - Sangtraït - Contes i Llegendes

Que hay poco mercado para el rock duro fuera del cantado en habla inglesa es algo que parece claro, así que el primer condicionante está servido a la hora de hablar de Sangtraït. Y en mayor medida, por supuesto, que el que pueden tener bandas que utilizan el castellano, por ejemplo, por tratarse de una banda que apostó siempre, por su orígen, por las letras en catalán.

La cosa es más complicada todavía si recordamos que en el momento en que se asentó el grupo emergían muchos otros de sonido muy diferente (pop-rock), pero que utilizaban la misma lengua, dando lugar a una popular generación de “rock català” en la que Sangtraït acabaron encasillados mediáticamente casi “porque pasaban por allí”, pero –aunque quizá ayudara esto a su conocimiento general- quedando como los “bichos raros” del mundillo o confundiendo a los que buscaran un sonido más pesado.

Y es que hay que decir que lo que presentaba Sangtraït, básicamente era (aunque con el añadido del arraigo en lo popular o “folk” de su tierra), heavy rock en su versión más clásica. Del ochentero, sin artificios, sin exhibiciones ni brutalidades, a lo NWOBHM, a lo Maiden (unos maiden más rockeros), si queremos ir a por modelos concretos, aunque más que con eso haya que quedarse con lo general de ese tipo de sonido.

Aún con esas, hay añadir que es verdad que consiguieron su público, grande –para esos condicionantes- y fiel, pero dado el potencial que llegaron a tener y servida la comparación con otras bandas de mayor éxito, no queda otra que considerar a Sangtraït como uno de los “malditos”, desconocidos e infravalorados, del género.

Como muestra, un breve respaso a su trayectoria. Para cuando llegaron sus discos de mayor notoriedad, “L’Últim Segell” (1991) y este “Contes i Llegendes”, llevaban ya tiempo publicando, y aún cuando empezaron a publicar discos en el último tramo de los 80's ya llevaban desde principios de década peleando para que esto fuera posible. Tras este “Contes i Llegendes”, además, volvieron los malos tiempos y al fin 1999 vio la salida de su último trabajo de estudio antes de la separación. No parece la narración de una carrera muy interesante, en verdad, pero para demostrar su valía tuvieron suficiente con la música. Este trabajo de 1993, cintando uno, responde con creces.
¿No es tan disfrutable para el público heavy como cualquier joya de la NWOBHM?
“Alè de Mil Cent” parece decirnos que lo es, a base de guitarras afiladas, estribillos directos y lírica motera.



¿Acaso no hay cañonazos para el recuerdo de los más duros?
Que nos lo diga “Les Creus Vermelles”, con su aplastante marcha y esa comprometida letra que aborda lo absurdo de la guerra.



¿Y que hay de la melodía?
Pues hay una buena respuesta en la “Reina del Gel”.



Uno tras otro, estos “cuentos y leyendas” ponen al álbum en su lugar, dejando sólo para el final la parte más abierta al hard rock, el blues y hasta un homenaje al entonces recientemente malogrado F. Mercury.
Sin rodeos, directo al oyente del heavy rock de siempre. Eso sí, lamentablemente sólo del aquel que se digne a escucharlos.