lunes, 17 de junio de 2013

1982 - Blue Öyster Cult - Extraterrestrial Live


Hubo una época, aquella transición hacia los 80s que tan importante fue en la evolución del rock duro, en la que los grandes grupos de los 70s fueron cerrando sus etapas de gloria. En algunos casos, para empezar otras, pero siempre dejando atrás una parte del sonido de esa década en la que se coronaron, y casi siempre con grandes discos en directo que recogían el mejor material de aquellos años.
Los “hijos” de Deep Purple lo hicieron (Rainbow con “On Stage” y Whitesnake con “Live... in the Heart of the City”), Thin Lizzy hizo lo propio, KISS nos regaló su “Alive II” y Scorpions o Judas Priest cumplieron con su parte “en el Este”, todos ellos entre el ’77 y el ’80, y todos dejando algunos de los mejores trabajos en directo que haya dado esta música.

Blue Öyster Cult, el gran “dinosaurio” americano, que había sido uno de los primeros en llegar, puso también fin a estos años de cambio con su broche en vivo en el ‘82.

En su caso, además, el sentimiento de “final de una era” fue todavía mayor. Porque los de Nueva York rompían en esta gira, la de “Fire of Unknow Origin”, una alineación original que había permanecido inalterable más de una década. Y porque, al pasar los años, se ha visto que también dejaban atrás su mejor época en lo musical.
Vendrían otros muchos buenos discos, y otros estilos llegarían para enriquecer su propuesta. Pero difícilmente se puede discutir que lo más brillante de su producción quedó allí.

Eso sí, si se trataba de cerrar su etapa de gloria, “Extratrerrestial Live” lo hizo por todo lo alto.
Quizá sin lucir una grabación fantástica, con un sonido sin retocar, pero de una manera poderosa, honesta, haciendo participar al público, estirando o modificando las versiones de estudio, adornándolas con “jams” y solos y, en definitiva, poniendo de la mejor manera posible ese “añadido” que debe tener un disco en directo.

“Extraterrestrial Live” no era su primer disco de este tipo, pero ese “algo especial” que tenía el momento lo encumbró a nuevas cotas, y se hizo notar incluso en el repertorio. Y es que cada uno de los 8 discos de estudio anteriores, los 8 de la formación original, se vio representado al menos por un tema, lo que en un disco de 13 cortes es algo que parece consciente y significativo. Qué mejor manera de cerrar una etapa que con algo parecido a un “grandes éxitos” en directo.
A cada fan “le faltará” su tema especial (yo hubiera añadido “Flaming Telepaths” o “Astronomy”), pero aunque BÖC es un grupo que se ha prodigado mucho en los directos, para la mayoría éste es el de mejor repertorio. Y con todo lo anterior, eso lo convierte en un clásico imprescindible para sus seguidores, y una inmejorable manera de empezar a conocerlos para los que todavía no lo sean.

De los 13 temas,  11 salen de la famosa gira de “Fire of Unknown Origin” (y eso explica que sea el disco más representado, con 3, en el track list), a mitad de la cual fue expulsado Albert Bouchard, batería original del grupo y hombre importante también en la composición. Se sabe que en esa época tenía ciertos problemas “personales” que lo llevaron a presentarse tarde en varios de los conciertos de la gira, llegando incluso en 2 ocasiones a comenzar el grupo la actuación con el “roadie” Rick Downey, y añadiéndose Bouchard a medio show. La gira acabó con Downey como batería oficial de BÖC y Albert Bouchard centrándose en solitario en el proyecto que hubiera querido para un grupo (la ópera rock “Imaginos”) que viraría hacia otros terrenos algo más “comerciales”, pero que sin embargo acabaría publicándose años más tarde con la participación y bajo el nombre de Blue Öyster Cult.
En esos 11 temas podemos escuchar a Downey a la batería. Pero BÖC quiso mantener la presencia de Bouchard en el lanzamiento, y los otros dos fueron extraídos de la gira inmediatamente anterior, la que realizaron junto a los Black Sabbath del “Heaven and Hell” en el ya mítico “Black And Blue Tour” y que había sido grabada para un lanzamiento en VHS.

La cosa, pues, quedó como sigue:

  1. “Dominance and Submission”. Grabado en NY en 1980, es uno de los dos temas en los que estuvo Albert Bouchard. Único representante de “Secret Treatries”, que sin embargo es uno de sus trabajos más reconocidos, sirve para abrir de una manera poderosa el disco. Impagable la aportación del público gritando algo tan bizarro como “Dominance! Submission!”.

  1. “Cities On Flame with Rock and Roll”. El gran clásico del disco debut abre la lista de canciones grabadas en 1981 ya con Downey en la batería. De nuevo, único representante de su disco.

  1. “Dr. Music”. Y lo mismo se puede decir de “Dr. Music” respecto a su disco “Mirrors”. El cambio de registro entre su debut y este disco de finales de los 70s es notable, y con esto el directo va añadiendo diferentes texturas. Como la anterior, grabada en diciembre del 1981, durante el final de la gira.

  1. “The Red And The Black”. Primer tema grabado en el show al que pertenecen la mayoría de los siguientes, histórico concierto de octubre del ’81 en Hollywood que fue también grabado en video. Y primero de los dos representantes de “Tyranny and Mutation” que, cómo no, aporta parte de lo más potente disco.

  1. “Joan Crawford”. El primero de los temas de “Fire of Unknown Origin” sigue añadiendo registros a base de piano y preciosas melodías.

  1. “Burning for You”. Y si hay que presentar a “Fire of Unknown Origin”, qué mejor que su hit single.

  1. “Roadhouse Blues”. Blue Öyster Cult siempre fue uno de esos grupos a los que les gusta añadir algún “cover” a sus directos. “Born To Be Wild”, por ejemplo, se había convertido ya en un “bis” clásico para sus actuaciones. Pero en 1981 Robby Krieger, guitarrista original de los entonces ya extintos The Doors, se hallaba en una época de búsqueda de diversos proyectos, y colaboró en repetidas ocasiones con BÖC añadiendo su guitarra en directo, como en este caso, y posteriormente también en estudio. Y para presentar a Krieger, claro, qué mejor que tocar el “Roadhouse Blues” de The Doors. Fenomenal actuación de todo el grupo, por cierto, y especialmente la de Eric Bloom, de la que hubiera estado más que orgulloso el mismísimo Jim Morrison.

  1. “Black Blade”. Originalmente lanzado como doble directo, ésta era la apertura del segundo disco. Y como en el primero, se insertó para empezar un corte anterior con Albert Bouchard a la batería. En este caso, el único tema de “Cultosaurus Erectus”.

  1. “Hot Rails to Hell”. De vuelta a 1981, a Rick Downey, y a “Tyranny and Mutation”.

  1. “Godzilla”. Y turno para “Spectres”, que aporta sólo su tema “franquicia”. Inevitable en sus directos y espectacular en aquella época, en la que una reconstrucción gigante del monstruo aparecía sobre el escenario escupiendo humo y luces.

  1. “Veteran of the Psychic Wars”. El tercer y último tema de “Fire of Unkown Origin” es uno de los momentos más celebrados del disco. Si en todo lo anterior el grupo ya había demostrado su pericia con los instrumentos, el solo con el que Buck Dharma adorna en directo a este colosal tema ha sido reconocido siempre por la crítica y los fans como uno de los mejores que se hayan grabado nunca en los más clásicos directos de la historia del rock duro. Una demostración más de uno de los mejores guitarristas del género, aunque sea sin embargo uno de los menos populares de las “grandes ligas”.


  1. “E.T.I. (Extra Terrestrial Intelligence)”. Y después del momento mágico del disco, aguarda la traca final con los dos temas de su celebrado “Agents of Fortune”, habituales para el final de su repertorio. Primero el que da nombre a disco.

  1. “(Don’t Fear) The Reaper”. Y por último el que es posiblemente su tema más conocido y su single de mayor éxito, siempre cerrando con ese halo de misterio sus actuaciones.

viernes, 7 de junio de 2013

1983 - Blue Öyster Cult - The Revölution By Night


Cada uno de los ocho discos de estudio que Blue Öyster Cult publicó antes de la primera ruptura de su formación original, aunque muy especialmente los cuatro primeros y el último de esa etapa, tiene seguidores que lo consideran lo mejor de su discografía. La mayoría están de acuerdo, eso sí, en que los inmediatamente posteriores a esa ruptura son los peores.
La explicación de esta extendida sensación, centrada en “The Revölution by Night”, puede parecer tan sencilla como exagerada.

Para empezar, es el primer disco sin la formación original al completo, que había aguantado toda una década de reconocimiento. Y ya sabemos que los cambios de formación suelen traer polémicas.
El éxito de “Fire of Unknown Origin”, encabezado por el de su hit-single “Burning for You” y rotundamente coronado por el de su posterior gira, recogida en el impresionante “Extratrerrestial Live”, podía llevar a pensar en una nueva era comercialmente dorada para el grupo, que había que aprovechar. Y con la música de grupos como Foreigner, Survivor o Reo Speedwagon reluciendo entre el mainstream americano, esa podía ser una línea a seguir que no estaba del todo lejos de algunos de los muchos registros ya lucidos por la banda de New York.
Albert Bouchard, batería original, salió del grupo durante la mastodóntica gira de “Fire Of Unknown Origin”, y decidió ir por otros caminos de carácter más complejo, embarcándose en la idea de una ópera rock que, a la postre, acabaría publicándose años más tarde bajo el nombre de su banda madre. Rick Downey, presentado en la gira que recoge “Extratrerrestial Live” y por primera vez músico de estudio para BÖC en “The Revölution by Night”, fue su sustituto, empezando así una dinámica que seguiría con el teclista Allen Lanier fuera del grupo poco después de su publicación. Y si en esto ya hay una parte de justificación para los más críticos, la segunda parte es todavía más recurrente para este tipo de casos: el famoso “cambio de estilo”.

En el caso de Blue Öyster Cult, hablar de un cambio de estilo es algo bastante complicado. Está claro que “Tyranny & Mutation” tiene poco que ver con “Fire Of Unkown Origin”, si de etiquetas musicales se trata, y ambos son trabajos de gran reputación. Que desde “Secret Treaties” habían ido evolucionando hacia una manera más personal, a la vez comercial y rica en matices de entender el rock duro es algo evidente, y sabemos que habían sido capaces, incluso en un mismo disco, de dar cabida al hard/heavy rock más rocoso, el pop rock más atmosférico o el rock de tintes progresivos e influencia jazz. Que en este momento incluyeran el rock melódico del mainstream entre su amplia lista de recursos tampoco parece algo especialmente reseñable, así que puede que haya que entender parte del rechazo a que, eso sí, el resultado (con ese barniz que restringe parte de su creatividad) parece algo menos "suyo" que su material anterior, además de menos variado.



En realidad, temas como “Take Me Away”, “Feel The Thunder” (estas dos en un registro muy del Eric Bloom de siempre), “Veins” o “Dragon Lady” (otras dos en el más clásico de Buck Dharma), no se habían movido mucho de esa propuesta personal sobre la que venían variando desde “Secret Treaties”, aunque se pueda decir (y quizá aquí está el punto) que “Take Me Away” no llegue a la brillantez de un “E.T.I”, o que “Dragon Lady” ya no sorprenda tanto como “Tattoo Vampire”, por comparar con clásicos anteriores de carácter similar. Pero no por eso dejan de ser grandísimos temas. Incluso “Light Years of Love” encajaría entre los momentos más relajados de “Spectres”, recordando a “Celestial the Queen”. Y con estos y otros, es fácil encontrar una mayoría de cortes que perfectamente pudieran tener cabida, por estilo y nivel, en otros momentos de su discografía. Lo que puede que falte es alguno de esos bombazos que siempre habían tenido sus discos. Porque ni siquiera en las letras (de nuevo con la ciencia ficción como tema recurrente) hay excesivos cambios. En algo relacionado con esto, eso sí, se centran algunas de las críticas más feroces, ya que la sarta de tópicos rockeros que proclama “Let Go” suele reprocharse duramente a quienes habían sido incluso capaces de resultar elegantes hablando de contactos con alienígenas.

Por otro lado, los temas que sí muestran claramente esa nueva vocación AOR (“Eyes on Fire” y “Shooting Shark”, especialmente) resultan casi impecables en este registro, por mucho que abandonen parte de la fuerte personalidad de BÖC. Y lo dicho, no dejan de ser unos pocos momentos que pueden dar otras texturas al disco, resultando algo distinto del siguiente "Club Ninja", que se centró precisamente en estos registros.

Así que, en resumen, más que resultar especialmente lejano en sonido, la “diferencia” (para bien o para mal) en “The Revölution by Night” la marca el “encorsetamiento”. O, por decirlo de otra manera, esa contención dentro de unos parámetros menos flexibles que permitan momentos más espectaculares. Y esa sensación de "modestia" no impide, claro, que resulte un disco muy disfrutable, divertido e incluso más homogéneo, sabiendo que esto último es algo que algunos de los “no muy seguidores” del grupo echan en falta en sus discos clásicos.